Deportada crece
Un viernes como cualquier otro. La facultad terminaba a las 12.00 pero a las 16.30 tenía turno con el odontólogo. Por eso, decidí quedarme en el archivo a leer cosas y hacer correr el tiempo.
Me encontraba en las últimas páginas de El Gráfico de febrero, cuando de repente se me congeló la sangre. Al pasar una hoja, instantaneamente, vi la tapa de Deportada número 1. Un shock terrible, nunca me sentí tan paralizado como en ese momento. Al instante, salí corriendo a conseguir la edición de ese mes (tenía las de diciembre, enero y marzo, pero no esa). Luego de varias cuadras, que debo haber hecho casi tan rápido como Usain Bolt, la encontré.
Nunca me va a alcanzar la vida para agradecerle a Carlos Poggi, mi tallerista de segundo año y Director de Redacción de la revista histórica, por haber hecho pública esta reseña (supongo que fue él, aunque todavía no me contestó un mail).
En cuanto a Deportada, prepárense. El mes de abril va a ser el despegue definitivo -no más "Deportivo Pablo"-. Con muchas más notas (y por ende, más páginas), mejor gráfica y posiblemente dejé los pocos billetes que tengo para imprimirla. Saludos a todos nuestros lectores. Lo mejor está por venir...
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